Se acuerda de aquel refrán que dice: “no sólo con pan vive el hombre”. Si los refranes tuvieran un sentido preventivo, éste diría: “no sólo con pan crece un niño”.
Todos sabemos que, para alcanzar una adultez sana, el niño necesita alimentos adecuados, vestido apropiado, descanso y recreación suficiente, actividad física acorde a su etapa de desarrollo, medio ambiente favorable. Cubrimos así sus necesidades de “pan” y desgraciadamente olvidamos muchas veces, sus “necesidades emocionales básicas” que son esenciales para su desarrollo armónico.
Por eso recordamos que:
Para su necesidad de AFECTO, necesita sentir:
- Que los padres lo quieran mucho.
- Que sus maestros, compañeros, amigos y otras personas, también lo quieran.
- Que recibe afecto a través de muy distintas manifestaciones.
- Que sus expresiones de afecto son bien recibidas.
- Que demostrar su afecto le da satisfacción.
Para su necesidad de ESTÍMULO, necesita sentir:
- Que lo que siente y hace es reconocido y tiene valor.
- Que tiene condiciones físicas, psíquicas o espirituales que puede desarrollar específicamente.
- Que sus mayores confían en él y en sus aptitudes para valerse por sí mismo.
- Que es capaz de ser y actuar mejor.
Para su necesidad de SEGURIDAD, necesita sentir:
- Que su familia está siempre dispuesta a protegerlo.
- Que puede confiarle sus temores y problemas porque lo comprenden y ayudan en la solución.
- Que las leyes y normas que rigen su país, su casa, la escuela o el club, tienden a su bienestar.
- Que su mejor integración a la familia, a la escuela, a la comunidad, etc., lo favorece en su desempeño.
Para su necesidad de ORIENTACIÓN, necesita sentir:
- Que su conducta habitual está regida por valores morales, justicia, bondad, solidaridad.
- Que las conductas de sus mayores y superiores son coincidentes con las que se le señalan como buenas.
- Que el conocimiento y experiencia de personas idóneas le facilitarán su progreso intelectual, espiritual, físico o económico.
- Que siempre hay alguien que puede ayudarlo a disipar dudas e inseguridades.
Para su necesidad de ACEPTACIÓN, necesita sentir:
- Que sus padres lo quieren tal como es, con virtudes y defectos.
- Que es bien querido, a pesar de que a veces sea objeto de observaciones y reprimendas.
- Que sus errores son mejor tolerados si evidencian esfuerzos por superarlos.
- Que las personas que lo educan y lo exigen no quieren cambiarlo como individuo sino ayudarlo a ser cada día mejor.
Para su necesidad de LÍMITES, necesita sentir:
- Que sus acciones no deben perjudicarlo y perjudicar a los demás.
- Que los adultos que se ocupan o preocupan por él lo ayudan a regular sus conductas en beneficio de todos.
- Que el cumplimiento de las normas lo favorece.
- Que el correcto ejercicio de sus deberes y derechos acrecientan su autoestima y el respeto de los demás.
Si oportunamente satisfacemos estas necesidades emocionales básicas de nuestros hijos, de todos los niños que de un modo u otro dependen de nosotros o de nuestra actividad técnica o profesional, aportaremos mayores posibilidades de que se transformen en adultos capaces de ser: buenos padres, buenos hijos, buenos trabajadores, buenos compañeros, buenos ciudadanos.
Todo ello es motivo suficiente para recordar que “No sólo de pan crece un niño”.