El tiempo es relativo, dicen. Está demostrado, es así.
Algunos venimos a aprender, otros a enseñar. ¿Cuánto dura ese
tiempo? ¿Mucho, poco?… Lo que es.
Los que vienen a cumplir la misión de enseñar, cuando lo hacen, parten
y uno siente que el tiempo junto a ellos fue poco aunque fue lo suficiente
para dejarnos sus enseñanzas. Igualmente, los que nos quedamos
aprendiendo queremos más, somos egoístas. La sensación es rara, nos
sentimos incompletos. Pero sabemos, porque los amamos, que
debemos soltarlos y dejarlos volar.
¡Qué difícil es eso con vos, querida Vero!
Mujer con gran humildad, siempre dispuesta a recibir un consejo y
valorar la palabra del otro. Dabas las gracias siempre… ¡Sin entender
que los que estábamos aprendiendo éramos nosotros mismos de tu
magia, de tu sabiduría, de tu bondad, de tu generosidad, de tu
solidaridad, de tu gran sonrisa SIEMPRE.
Generaste lazos desde el alma con ese hilo rojo que nos ató a todos.
Tus alumnos, sus familias, cada profe, cada maestro, cada persona
sabemos bien de lo que hablamos.
No hay quien no gritara -Veroooo!!!! al verte dar vuelta la esquina,
apenas asomada tu cabecita, a veces rubia lacia, a veces con divinos
rulos y a veces con coloridos pañuelos.
Tus mates fueron siempre los mejores porque permitían el reposo, la
palabra y la escucha justa, tanto para los chicos como para tus
compañeros.
Corrías, subías, bajabas, te ibas, venías. Siempre inquieta, como
queriendo estar en todas partes entendiendo que te necesitábamos.
La mejor seño, la mejor profe, la mejor tutora (y eso que tenías un susto
bárbaro las primeras clases), la mejor persona.
Difícil pensar en despedirte porque no lo haremos. Cada día estarás en
cada aula, cada rincón, cada corazón que tallaste con esa enorme
sonrisa que, muchas veces ocultaba bronca, dolor pero nunca dejaste
que se trasluciera. Nunca te permtías preocupar ni entristecer a quien
estaba con vos, al contrario, siempre calmabas, protegías, dabas luz.
¿Por qué hablamos en pasado si esa sonrisa iluminada estará
calmándonos, avivándonos para decorar actos, para brindar solidaridad,
para llevarle un plato de comida, un abrazo, una compañía a quien lo
necesite, para reconstruir una nueva escuelita de frontera, para
apapacharnos ante los desafíos que aparezcan?
Tu sonrisa, tu carita, estará en cada juntada después de cada reunión
de profes o seños, estará en el Tigre festejando el día del estudiante, en
los deseos de las sueltas de globos de los egresados, en cada foto que
nos dejaste, en cada almuerzo improvisado y estará en el alma de esta
gran familia, tu familia que es el Colegio Kennedy.
Vero, vos tenìas una frase predilecta: “ El secreto, querida Alicia, es
rodearse de personas que te hagan sonreir el corazón. Porque es
entonces, y sólo entonces, que estarás en el país de las Maravillas”.
Nosotros con vos lo estuvimos siempre.
¡Te queremos!
Colegio Modelo J.F. Kennedy