La felicidad no se da ni se vende. Para conseguirla, cada ser humano
necesita madurar. Los padres pueden proporcionar a los hijos la base para construir la felicidad, a través de la educación.
LA FELICIDAD EGOISTA
La persona que disfruta este tipo de felicidad se preocupa solamente por atender sus necesidades y deseos sin tomar en cuenta el sufrimiento ajeno o lo que sucede a su alrededor.
Un niño muy pequeño busca esa felicidad naturalmente, porque en esa fase del desarrollo el egocentrismo es natural. Poco a poco, a medida que descubre a los demás, supera la necesidad de ser centro y se interesa más por los otros.
Un niño que hace berrinche porque su madre no le compra el vigésimo juguete esa mañana de paseo, seria otro ejemplo de felicidad egoísta. Su voluntad se transforma en la necesidad de poseer el juguete.
Es conveniente recordar que la felicidad se desvanece después de la posesión del juguete, no es felicidad entonces sino una necesidad primaria de saciedad del deseo.
Cuando un hijo se droga, también esta buscando la felicidad egoísta.
Cuando los padres padecen de felicidad egoísta, educaran a sus para ser egoístas también.
LA FELICIDAD FAMILIAR
En este contexto, toda la atención de una persona se dirige al bienestar exclusivo de la familia. Poco importa lo que sucede con los demás, su familia esta rodeada de todos los recursos para asegurar su supervivencia. Esta familia se considera a si misma perfecta.
Padre y Madre creen ingenuamente en todo lo que le dicen sus hijos, como si nunca mintieran, y atacan con ferocidad a quienes se atreven a meterse con ellos.
Los integrantes de esta familia no tienen escrúpulos para aprovecharse de las posiciones ventajosas, por ejemplo, es fácil que esos padres se opongan a la escuela por las recomendaciones que esta les hace a sus hijos.
No es natural que los padres discutan porque el profesor reprende a su hijo sin saber los motivos, pero, ¿será realmente, que todos los demás son los equivocados? Esas familiar con su accionar, educan a sus hijos para la trasgresión social y refuerzan sus faltas.
Los niños necesitan saber que pertenecen a una familia
La sensación de pertenencia los protege de ser reclutados por traficantes, bandas o fanáticos de cualquier tipo.
Aprobar todo lo que el niño hace le enseña que quien lo ama cumplirá todos sus deseos. Pero la vida misma se encargara de desmentirlo, y la escuela le ofrece la primera muestra. Hay algunos alumnos que consideran que la escuela no los ama pues los contradice. Los padres deben demostrar que están de acuerdo con las reglas de la escuela que eligieron, y no reforzar lo que piensan los niños, esos padres en realidad lo que dan es un ejemplo de trasgresión.
LA FELICIDAD COMUNITARIA
Las personas que sienten este tipo de felicidad se interesan por ayudar a otros integrantes de su comunidad para hacerlos mas felices. Van más allá del individualismo.
Esas personas experimentan una sensación de bienestar y de placer al pertenecerá una comunidad y participar en ella como si fuera una gran familia.
Pertenecer a una comunidad, prestarle servicios, enorgullecerse de ella, participar en los movimientos que propone para ayudar a los más necesitados, colaborar en la organización de fiestas comunales para que todos se diviertan, todo esto crea un efecto multiplicador en los hijos.
LA FELICIDAD SOCIAL
La felicidad social considera iguales a todos los seres humanos, sin importar color o distinción de raza, nivel social, poder económico, aspecto físico, etc.
La persona de este tipo se siente feliz al poder ayudar a otro ser humano a ser feliz. Se empeña en mejorar este mundo con pequeños gestos, desde dejar el baño limpio para el siguiente usuario, hasta grandes acciones.
La felicidad social es la expresión máxima de la salud relacional, pues se eleva por encima de los otros tipos de felicidad.
La persona que expresa una felicidad social se regocija con la felicidad ajena, pero también siente en el alma el sufrimiento de los hombres. Es un ser agradable, solidario y su vinculo con el prójimo trasciende en el tiempo y el espacio.
Grandes lideres espirituales e ideológicos han sido sus máximos representantes.
Si los padres empezaran a leer a sus hijos desde la mas tierna infancia, pasajes interesantes sobre la vida de los grandes hombres, y después estimularan un pequeño debate, probablemente los hijos serian personas mejores para si mismas, su familia, la escuela y, mas adelante, el mundo.
Seria interesante para el niño saber lo que puede hacer para beneficiar a otra persona
Alos hijos, les gusta saber que los padres aprueban lo que hacen. Si viven con naturalidad la felicidad social (hacer el bien sin mirar a quien y no hacer algo que pueda perjudicar a otros), sus hijos también la vivirán.