El adolescente y el grupo de amigos
Durante la adolescencia, no hay nada más importante que estar con los amigos. No importa cuál es la actividad, importa la compañía. Necesitan tiempos y lugares para reunirse, para comunicarse y organizar salidas, encuentros, etc.
Es importante ese contacto pero es fundamental que el joven aprenda a ser independiente de los amigos. Necesitan aprender a reflexionar individualmente, ser capaces de tener opinión propia sin miedo al que dirán, poder decir no en el momento preciso y sobre todo aprender a hacerse cargo de las consecuencias de su propio accionar.
Si como padre se observan relaciones perjudiciales habrá que intentar que desistan de mantenerlas y si fuese necesario tal vez habría que prohibirlas en defensa de la integridad del hijo (hablamos de casos extremos: delincuencia, adicciones, etc).
Otra posibilidad es ocupar sanamente espacios de tiempo con otras actividades placenteras como asistencia al gimnasio, clases de música, danzas. Campamentos debidamente organizados y supervisados, tareas solidarias, ayudantes en sencillas tareas laborales…
Así evitaremos que reciban todo servido (vivimos en una sociedad donde el valor del esfuerzo se ha depreciado.
No podemos desconocer con quiénes se encuentran, quiénes son sus amigos. Conocer las relaciones de los hijos fomenta la confianza mutua y esto es necesario practicarlo desde temprana edad.
Se podrá invitarlos a compartir alguna reunión en casa, alguna cena y así conocer esas relaciones y ayudarlos a reforzar el valor de la amistad y de las buenas compañías.
Otro aspecto a considerar es el vínculo a establecer con las familias de los amigos de los hijos para saber si estamos “formando” en la misma dirección y podemos asumir roles compartiendo mutuamente la compleja y hermosa tarea de ayudar a crecer a los hijos.
Bibliografía sugerida
“Educar sin gritar”, Guillermo Ballenato
“Drogas, hijos en peligro”, Hugo Mayer
“El pequeño dictador”, Javier Urra