Despertar intereses muchas veces tiene su valor

Muchas veces nos preguntamos por qué me atraen la lectura, la música o la plástica e inmediatamente viene a nuestra retina, la imagen de algún familiar querido escuchando esas obras que para nosotros en ese momento de la niñez eran incomprensibles.

De no ser por ellos hubieran permanecido invisibles o inaudibles.

Esas experiencias marcan positivamente y hoy más que nunca, están al alcance de todos.  Ayudan a desarrollar el gusto estético, la imaginación, el enriquecimiento como seres humanos.

Dice Jaime Etcheverry: “lo que llamamos arte, es en realidad, lo que logra cambiarnos porque nos ayuda a explorar  nuestro interior”, el arte nos modifica de alguna manera.

Pero esas y otras experiencias que involucran al conjunto de la obra humana, solo son posibles, si alguien se toma el trabajo de guiarnos hacia ellas, dejando tal vez puertas entornadas para que algún día decidamos atravesarlas.

Despertar interés es la esencia de la Educación y no resulta sencillo porque los adultos nos fuimos retirando de la responsabilidad de introducir en el mundo a los “recién llegados”.

Se ha creído erróneamente que los niños de hoy son autosuficientes y esto genera  la ruptura de relaciones normales entre los niños y el adulto.

Pero a no confundirnos, los niños, desterrados del mundo de los mayores, emancipados de su autoridad, no se han liberado.  Quedaron librados a sí mismos.

Hay que volver a asumir la tarea de MOSTRAR  el mundo a las nuevas generaciones, incluyendo lo mejor que pudo crear el ser humano para evitar que el poderoso aparato publicitario termine fagocitando a los jóvenes.

Es nuestra responsabilidad ampliarles la VISION de lo humano y es a su vez una muestra de nuestro amor por ellos.

 

 

Extraído de Reflexiones  – Guillermo J. Etcheverry