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La perseverancia no es compatible con la terquedad. Habiendo tomado una decisión, no se trata de llevar a cabo las actividades necesarias para alcanzar lo decidido si se percibe que puede haber una equivocación.
No se debe confundir la perseverancia con la rutina y esa perseverancia se puede vivir de acuerdo con la edad de la persona.
En niños pequeños muchas veces no existen motivos importantes para esforzarse durante mucho tiempo. Es lógico ver que cuando se cansan abandonan porque no suelen plantearse a futuro. Por esto el motivo principal que tendrán para ser perseverantes es la exigencia de los padres..
Habrá que utilizar una exigencia prudente .Ejemplo: que terminen los juegos que comienzan, que cumplan sus promesas, que acaben la comida, que realicen sus tareas bien, que cumplan sencillos encargos.
Para que estos hábitos lleguen a tener sentido los hijos deberían reconocer la conveniencia y la utilidad de lo que están haciendo. Si se trata de niños pequeños es conveniente orientarlos hacia objetivos que no supongan una distancia muy grande en el tiempo y que estén en condiciones de alcanzar.
Al educar la perseverancia debemos pensar que necesitamos:
- Exigir hasta conseguirlos resultados deseados.
- Exigir empezando por aquellas cosas que pueden resultarles más fáciles cumplir.
- Seleccionar bien los objetivos para prestar la atención adecuada ( si planteamos muchas metas terminamos exigiendo poco en muchas cosas )
- Distinguir qué tipo de ayuda habrá que prestar a los niños/jóvenes para que sean perseverantes en cada acción.
- Ayudarlos a prever problemas que puedan surgir en sus planes y aconsejarles a quién acudir para pedir la ayuda adecuada.
- Guiarlos para seleccionar las metas acordes con sus capacidades reales.
Razonar con los jóvenes para que descubran la importancia de lo que se están proponiendo y para que comprendan la necesidad del esfuerzo.
Bibliografía de consulta
La educación de las virtudes humanas de David Isaacs
Sinceridad y fortaleza de Galera J.A.