Educar las virtudes Humanas – 8º entrega: “La educación de la sinceridad”

Desde el Colegio promovemos, ya desde el Jardín de Infantes, a ser sinceros.
Es común oír hablar de sinceridad, todos somos sinceros.
Para que la sinceridad tenga sentido no puede tratarse de una comunicación al azar. La persona tiene que reconocer su propia realidad y poseerla, para luego comunicarla respetando ciertos criterios.
Para ver la realidad de tal modo que sirva de base para una mejora, hace falta distinguir entre lo importante y lo secundario y educara los hijos para que vean esta mejora.
Los niños sabrán que actúan bien cuando imitan actuaciones que han visto hacer a otros y han significado algo agradable o útil para ellos.
Los pequeños necesitan recibir una información cuanto antes para que reconozcan que hay una finalidad en su vida. Esa finalidad sólo puede ser alcanzada con el esfuerzo personal, basándose en capacidades y cualidades propias.
Aunque hayamos actuado congruentemente con lo que hemos dicho, es posible que los jóvenes abandonen estos criterios cuando empiezan a enfrentarse con las influencias externas a la familia.
El rol de los padres es orientar a que digan la verdad con afecto y firmeza, los padres ayudan a reconocer las cosas tal como son.
La educación de la sinceridad se basa en que los padres reconozcan que la sinceridad es PRIORITARIA y en que escuchen a sus hijos y conozcan cosas de sus vidas. Sin esta comunicación inicial no es posible orientarlos y con niños retraídos o tímidos puede ser muy difícil.
Se tratará de orientarlos en:
Distinguir entre hechos y opiniones.
Distinguir entre lo importante y lo secundario.
Distinguir a quien se debería contar qué cosas.
Distinguir el momento oportuno.
Explicar por qué.
La mentira puede “resolver” problemas que la vida cotidiana presenta al niño/joven con el fin de que no le pase nada desagradable. Si un acto aislado se convierte en acciones repetidas que no son aceptables, habrá que sancionar y buscar las causas de esas actitudes.
Los adolescentes suelen mentir para evitar disgustos y mantener su propia intimidad.
El ejemplo de los padres es VITAL.
Algunas consideraciones a tener en cuenta al educar la sinceridad:
– Enseñar a los niños/jóvenes a ser sinceros consigo mismos descubriendo posibilidades y limitaciones personales.
– Enseñar cuales son los valores importantes para que puedan centrarse en lo importante.
– Premiar la sinceridad.
– Confiar en lo que nos dicen sin ser ingenuos.
– Ayudar a distinguir entre realidad y fantasía.
– Desarrollar la capacidad de escuchar (saber qué les pasa).
– Promover la confianza para que se expresen.
– Buscar las causas que los pueden llevar a mentir.

Bibliografía de consulta:
La educación de las virtudes humanas de David Isaacs.
Sinceridad y fortaleza de Galera J.A.

Etiquetas: Jardín de Infantes, Sinceridad, Educación