Según el Lic. Gabriel Rolón “Ser es, antes que nada, ser reconocido”.
Nada podrá hacer el sujeto que no esté determinado por el reconocimiento de los demás. Allí es donde surge el fin más importante de toda educación, consiste en enseñarle a alguien cómo se llega a un ser humano.
Cuando el bebé recién nacido llora porque siente hambre, la mamá que acude a él para alimentarlo le está diciendo “te reconozco, voy en tu auxilio”, te enseñaré como son las cosas en este mundo.
Le trasmite que la ansiedad que genera la necesidad puede calmarse, con algo que viene de afuera y que ese algo es una respuesta a su pedido. Es decir le transmite que de ahí en más todo lo que quiera lo tendrá que pedir pero también habrá que aprender que no siempre la satisfacción a la demanda es total. De esa imposibilidad de satisfacerlo todo nacerá ese rasgo característico que es el deseo.
Y educar es enseñar a generar vínculos y a transmitir que, como nadie puede darlo todo, tendremos que aprender a aceptar la frustración término que suena duro pero que realmente ayuda al crecimiento.
Y según el mismo licenciado Rolón, ser una buena madre, un gran artista, una persona respetable, no es más que haber sabido hacer algo con ese impulso que nos demanda el deseo del ser reconocidos.
Dijo Hegel: “Un hombre es sólo un ser humano cuando es reconocido por otro ser humano”.
Norma Castrelo
Asesora Institucional