El chupete es el símbolo de la infancia y es tan importante para el niño porque es un sustituto del pecho materno.
Cuando los bebes tienen hambre o angustia y desean la teta, el chupete los ayuda a esperar y esto es bueno para la vida “APRENDER A ESPERAR”.
Durante los primeros meses de vida es un amigo inseparable para muchos bebés porque están en la fase oral (conocen el mundo a través de la boca), por eso los pequeños pueden ir por la calle y llevarse piedras a la boca o chupan servilletas. Es la forma que tienen de aprehender el mundo.
No hay que obligarlos a que usen un chupete. Hay quienes no lo necesitan. Es mejor que se acostumbre a este objeto que a chuparse el pulgar. El dedo es peligroso porque puede deformar el paladar y porque no se puede luego descartar.
El momento de dejar el chupete suele ser un acontecimiento familiar. No se pueden precisar edades para que esto ocurra. Dependerá del niño, de lo enganchado que esté con el chupete, de su desarrollo… pero para ir teniendo una idea, hay que dejarlo alrededor de los dos años. Y hay que explicarle con palabras que tiene que dejarlo: “ahora ya no te daremos mas el chupete, ya estas mas grandecito para ello”.
Muchos padres sostienen que no hay forma de que deje el chupete pero ocurre que cometen un error generalizado. Le dicen al niño que no se lo darán más y guardan uno por si acaso lo piden. Y cuando los padres ya no pueden mas con los berrinches le dan “Solo por esta noche”. El niño entiende “Si lloro con todas mis fuerzas tendré chupete” y todo lo pactado tiene sentido.