La adolescencia se considera una etapa crítica de la vida, caracterizada por profundas transiciones en la conducta emocional intelectual y social de los seres humanos.
En una sociedad compleja como la nuestra, resulta difícil para el adolescente asimilar tantos cambios sin haber tenido tiempo de desarrollar su propia personalidad y el modo de vincularse con los demás.
Este periodo se caracteriza entonces por la existencia de inseguridades, falta de valores claros, sentimientos contrapuestos, etc. Que van a condicionar el comportamiento individual y social del menor a la hora de enfrentarse a nuevos escenarios sociales como puede ser el ingreso a la escuela secundaria.
Tampoco podemos desconocer el mercado de la oferta consumista y que invita a nuevas sensaciones, éxito fácil, placer inmediato sin tener en cuenta las consecuencias futuras propiciando en algunos casos el inicio en las adicciones.
El rol de los padres y el apoyo desde el colegio secundario en la prevención es de suma importancia en esta etapa.
La edad crítica en el consumo de sustancias adictivas se da entre los 11 y los 17 años. Los primeros contactos suelen ser con drogas “legales” (tabaco- alcohol) para pasar después a drogas blandas (marihuana-anfetaminas) y terminar en drogas duras (cocaína-heroína).
Lo que se debe promover no es solo evitar situaciones de riesgo, sino también un estilo de vida saludable y un clima familiar que sea incompatible con las adicciones y que favorezca, en caso de conflictos, una adecuada solución.
Estos aspectos se desarrollan desde la infancia, no alcanza con hablar con los hijos sobre que hay que hacer para no consumir o como no ceder a la tentación, también se hace necesario conocer características de las drogas y sus efectos.
El consumo trae aparejados:
Dificultades académicas – Problemas de salud física y psíquica – Problemas de relación con los demás – Falta de proyectos o abandono de ellos – Problemas con las figuras de autoridad.
Alguna de las adicciones más comunes:
El Alcohol
Es consumido para conseguir sensaciones de euforia, facilitar relaciones sociales, desinhibirse, disminuir ansiedad, etc. Aunque a veces se le atribuye efectos estimulantes, en realidad esto solo ocurre a dosis bajas, ya que el exceso al entumecer los centros nerviosos superiores, reduce las tensiones e inhibiciones. A medida que la intoxicación avanza, aparece una disminución de la función nerviosa y una situación de anestesia general que finalmente prevalece.
El consumo prolongado de alcohol también va a causar un profundo daño fisiológico en casi todos los tejidos y órganos del cuerpo.
Los episodios de amnesia transitoria son cuadros de pérdida de memoria que se producen cuando la persona bebe mucho o cuando consume en exceso alguien que no está acostumbrado a hacerlo.
A largo plazo aparecen efectos psíquicos, también alteraciones de la personalidad, deterioro intelectual, disminución de reflejos y pérdida de conciencia de los peligros.
El tabaco y el alcohol es sabido son las sustancias más consumidas por los adolescentes.
Para que ellos entiendan mejor estos efectos, es necesario hablar con ellos de un modo claro, explicándoles las consecuencias perniciosas y manifestando en forma clara la preocupación que el tema nos genera y la total predisposición a conversar sobre el que encontrara en nosotros.
Puede ser de gran ayuda manejar textos relacionados y poner a su alcance ejemplos de personas conocidas afectadas por las adicciones.
Lo que nunca debemos hacer es negar la realidad o evadirla.
Bibliografía sugerida: “Nuestros hijos y las drogas”
Adolfo Gangas Diaz