Según el filósofo y teólogo alemán Martín Buber, la palabra yo-tu resulta primordial para una sana convivencia, es un vocablo imposible de separar puesto que YO no significa nada sin la noción de TU.
“Esa palabra yo-tu funda nuestra existencia, nuestra identidad y la interacción con el otro” porque un ser humano no es nada sin otro ser humano y aquí aparece la importancia del DIALOGO porque esto nos permite el encuentro en una relación directa.
En el DIALOGO SE HABLA CON EL OTRO Y NO DEL OTRO. Se intercambia, porque lo peligroso es cuando aparece el MONOLOGO e cuyo caso cada persona puede conectarse con otras pero solo por conveniencia, transforma a esa persona en un objeto y pierde su calidad humana.
Muchas veces observamos con desconcierto como el TU pareciera no importar, o innecesario. No hay DIALOGO sin el otro y por lo tanto no hay experiencia humana valida.
Para una convivencia razonable es necesario percibir al otro. Aquellas personas que no pueden interpretar sus propios sentimientos, se sienten desorientados cuando se trata se saber que siente alguien de su entorno.
Son los “emocionalmente sordos”. También puede darse la “ceguera emocional” (no puedo percibir al otro).
Recordemos que “EMPATIA es la capacidad de una persona para participar y resonar efectivamente en la realidad de otra”. Así nace la compresión y la aceptación.
Es imposible empatizar si antes no se registra al otro y esto requiere apertura, tiempo y dedicación pero bien vale la pena intentarlo ya que somos seres sociables por naturaleza y no nacimos para vivir en aislamiento y mucho menos desarrollando sorderas emocionales.
“NINGÚN HOMBRE ES UNA ISLA SINO PARTE DE UN CONTINENTE”
– El diario de los escritores de la libertad (Barcelona, Edic. Elipsis 2007).
– El apagón moral de Sergio Sinay.