Cuando un niño tiene dificultades en el aprendizaje, lo más importante es conocerlas para ayudarlo.
Algunos interrogantes que podemos hacernos son:
¿Ve bien? ¿Oye bien? ¿Dedica tiempo en casa? ¿Hay algún problema o situación distinta en el hogar?
No es saludable buscar culpables (sistema escolar, métodos, etc.)
Poco importa como llego hasta el lugar donde está, lo que cuenta, sobre todo, es como saldrá de esta.
Al identificar las dificultades se podrá orientar la recuperación buscando ayuda médica, psicológica u otra.
Al ingresar a escuela primaria, el cambio que se produce en la vida del niño es muy importante: debe adaptarse a nuevas reglas, otro edificio, otro patio, es parte de los más pequeños y antes era del grupo de los mayores y sobre todo, la forma de trabajo es distinta.
Ahora debe permanecer más tiempo sentado, le ponen calificaciones y puede enfrentarse al fracaso escolar. Además al llegar a casa talvez tenga deberes.
Recordemos que es fundamental un dialogo saludable entre el hogar y la escuela. Todo niño necesita saber que se espera de él. Si no existe vínculo entre padres y escuela o el mismo es defectuoso, podrá aparecer un freno importante en el aprendizaje.
La familia juega un rol preponderante para estos primeros años escolares. Aquellos detalles que parecen triviales, como vestirlos, atarles los cordones, pueden tomar mucha importancia en el ámbito escolar. Tenemos que ayudarlos a adquirir autonomía para que puedan guardar sus útiles, sacarse el abrigo, no olvidar el material de trabajo y sobre todo habrá que estimularlo a hacerse “mayor” para aprender a leer. Querrá imitar a los adultos que lo rodean, debemos ser modelos para ellos y acercarles material de lectura para compartir.