Según palabras de Jorge Bucay, la AUTOESTIMA es considerarse a sí mismo alguien valioso, es reconocer el valor que uno tiene.
El valor que tenemos por el solo hecho de ser quienes somos, puedo aceptarme, puedo ser auténtico, puedo ser verdadero.
Aceptarse es uno de los desafíos de la salud y significa: no pelearme conmigo mismo, no castigarme por no ser como los demás esperan que sea.
Cuando educamos ya sea como padres o docentes y durante mucho tiempo hasta que ese niño llegue a la adultez, vamos marcándole el camino, diciéndole cómo sería bueno que él fuera, vamos haciendo un señalamiento. Vamos marcando metas, invitándolos a superar obstáculos y a conocer el valor del esfuerzo.
En este punto aparece tanto en la edad del jardín como del nivel primario, una educación poco democrática y eso no es malo, el peligro está dado en que se nos filtre el mandato de que hay que ser de una determinada manera para ser valioso.
Cada uno va a tener que darse cuenta, tarde o temprano, de cuánto vale.
La autoestima nos permite sentir que, como todos, tenemos derecho a ser felices, a estar alegres y a tener esperanzas y es fundamental para construir la IDENTIDAD.
La mayoría de los adultos estamos de acuerdo en que todos y especialmente desde pequeños necesitamos desarrollar una autoestima positiva.
La tarea comienza desde el nacimiento y es en la escuela primaria y el jardín donde toma más fuerza.
La autoestima saludable permite actuar con autonomía, hacernos cargo tanto de los logros como de los fracasos.
Cuando los adultos alentamos al bebé que aprenda a balbucear o a gatear, cuando brindamos un ambiente de aceptación, cuando brindamos los cuidados necesarios, el niño desarrolla una base sólida sobre la cual construirá sentimientos y creencias positivas sobre sí mismo.
Al ir creciendo, se amplía el ámbito de acción, realizan diferentes actividades y los éxitos y tropiezos que tengan en estas relaciones también tendrán influencia sobre su autoestima.
Es fundamental brindar a los niños y jóvenes una escuela atenta, compartir tiempo con ellos, brindarles oportunidades para que conozcan cosas nuevas y reconozcan sus logros y acepten sus debilidades.
Que tengan oportunidad de equivocarse y entiendan que eso no es malo, enseñarles a intentarlo otra vez.
Brindar herramientas para que puedan enfrentar momentos difíciles, ayudarlos a manejar el enojo.
Los chicos con autoestima saludable serán capaces de tolerar las frustraciones y encarar proyectos con una actitud también saludable.
Algunas ideas a tener en cuenta:
– No salgamos corriendo en auxilio del chico cuando está en un momento complejo. Esa mejor estar atentos pero dejarlo resolver por su cuenta.
– Escuchar y estar atentos, no juzgar o criticar.
– Establecer reglas claras y adecuadas a cada edad para que el chico se sienta seguro y protegido.
– Cuando haya que felicitar o señalar un error es mejor centrarse en el comportamiento en sí y no en el niño.
Bibliografía sugerida
– De la Autoestima al egoísmo – de Jorge Bucay (libro)
– Biblioteca Con Francisco a mi lado – La autoestima – Revista Clarín